Karin Nylund colabora con AFAV desde hace años en todo lo que está en su mano. Gran mujer, trabajadora y generosa, ahora, desde su nuevo cargo como Cónsul Honoraria de Francia en Valencia y Castellón, no se olvida de sus valores y ha mostrado su interés por seguir apoyando nuestra causa.

Karin, nos sentimos profundamente agradecidas por tu gran sensibilidad y tu continuo apoyo y queremos darte a conocer a nuestra comunidad.

¿Cómo te definirías?

Pues Karin es una persona muy sensible, muy amiga de sus amigos, entregada a su trabajo y que piensa que, con motivación, trabajo, generosidad y dedicación se logra mover montañas. Pero claro, eso… siempre que tengamos salud y la enfermedad, como en muchas familias, me tocó de cerca.

Primero, mi madre falleció de cáncer hace ya muchos años y cuando nos dejó, recuerdo  que me dijo: “Cuando vaya mejorando, tenemos que ir con el medico con tu padre porque no está bien”.  Pero nunca me contó lo que realmente le pasaba. Cuando mi madre falleció y mi padre vino a vivir conmigo,  le diagnosticaron Cuerpo de Levy,  una variante de alzhéimer muy agresiva, pero quizá diferente de lo que la gente entiende al escuchar  la palabra “alzhéimer”.

¿Cómo entraste en contacto con AFAV?

No recuerdo exactamente cómo, pero sé que buscaba un centro de día para mi padre, para poder aliviar al cuidador que tenía en casa. y también para que tuviera contactos con actividades cognitivas, que yo no podía darle todos los días en casa.

Recuerdo la primera cita que tuvimos con las psicólogas del Centro.  Fue muy duro, pero me hizo darme cuenta de que tenía que aprovechar cada uno de los buenos momentos con mi padre y prepararme para un futuro que no entraba en mis planes, pero donde quería quedarme al lado de mi padre hasta el último momento… y así lo hice.

Siempre nos has apoyado en todo lo que hemos necesitado. De tu colaboración con AFAV, ¿qué momentos recuerdas con más cariño?

De AFAV recuerdo muchos momentos con mi padre. A papá le decía que era “su escuela”. Estaba feliz cuando volvía con algo de manualidades hechas o cuando me cantaba la canción que habían entonado en la sesión de musicoterapia.  Siempre le costaba irse al Centro de Día, pero siempre volvía con una sonrisa,  lo que me hacía confiar en que lo que hacía era lo correcto.

Creo que una de las cosas que más me desestabilizó fue la de asumir todas las decisiones para y por mi padre, un hombre que había dado varias veces la vuelta al mundo. Era un señor entrañable, un padre y un abuelo como todos los niños de este planeta quisieran tener uno. Así era el señor Hans.

Ahora, como cónsul, ¿cómo te gustaría seguir apoyando a nuestra asociación?

Desde mi posición de Cónsul Honoraria de Francia en Valencia y Castellón, quiero aprovechar este reconocimiento para ayudar todavía más a las personas que han estado a mi lado en los momentos difíciles de mi vida.

Por supuesto, sigo trabajando como Directora de Exportación en Familia Martínez Bujanda, vendo mis vinos en el mundo y estoy muy orgullosa de mi trabajo y, lo más importante, sigo siendo la misma persona, una mujer de 56 años, sencilla, entera, luchadora, cariñosa, me gusta el contacto con la gente y pongo toda mi experiencia al servicio de los demás siempre que pueda.

Confiesas que a tus 55 años te sientes joven. ¿Es la alegría de darte a los demás lo que te mantiene siempre sonriente y joven?

Muchos de nosotros y nosotras llegaremos a la edad de la vejez con alguna enfermedad y nos tenemos que preparar, tener respeto a la gente mayor, considerarla con mucho cariño y paciencia y, lo más importante, saber dónde pedir ayuda en caso de necesitarla.

Porque nos debemos a nuestros mayores más que nunca. Porque hacerse mayor no tiene fronteras. En Francia o en España la gente sufre de alzhéimer de la misma forma y sus familiares se hacen las mismas preguntas: ¿cómo voy a ser capaz de afrontar esta enfermedad?

¿Cómo podemos unirnos España y Francia para crear una sociedad más justa y colaboradora?

Es verdad que me encantaría buscar una sinergia entre las Administraciones francesas y españolas para buscar un punto de colaboración. Quizá se podrían buscar proyectos en común y colaborar de la mejor forma posible.

¿Te veremos pronto por AFAV?

Estaré siempre agradecida del trato que recibimos en AFAV y no dudare en buscar las formas de ayudarles siempre que pueda.

Y acabaré diciendo que vivimos unos años muy felices aquí en Valencia con mi padre, mi marido, mi hijo Gary y su prometida Patricia. Se casarán este año, el 24 de junio, en San Juan, que es SAN HANS, mi padre, el que llevo siempre en mi corazón.