En nombre de Ana, marido e hijos, queremos agradecer a todo el equipo la dedicación y cariño con la que nos habéis tratado.
Vuestro gran trabajo consiguió que la enfermedad que padecía Ana se mantuviera e incluso recuperase capacidades olvidadas, tal y como nos dijo su neuróloga en su última visita.
Ahora nos ha dejado y tal como era ella, os mandamos esta carta de despedida:
Lo que quería decir, que no pude… Os quise, os quiero y os querré.

Quiero que me recordéis como siempre, con cariño, con amor, con bondad… Quiero que nunca dejéis de sonreír.
No permitáis que os contamine un mal pensamiento ni una mala acción.
Quiero que os sintáis libres y en paz.
Quiero que disfrutéis de las pequeñas cosas, puesto que esas son las que forman los bellos recuerdos.
Recordad que siempre estaré presente, seguiré en vuestro pensamiento.
Por favor, reíd y sed felices.
Solo así sabré que he cumplido mi misión; porque sabré que mis seres queridos guardarán por siempre un pedacito mío.
Vivir cada día es un triunfo; levantaos con fuerza y luchad contra cada obstáculo que se presente en el camino. A fin de cuentas, la vida… es vivir.
Sabed que mi corazón seguirá latiendo por cada uno de vosotros.
Así que no lloréis… y si lo hacéis, al menos que no sean lloros de tristeza, sino de alegría por haber tenido la suerte de compartir nuestras vidas.
Como os dije en un principio: Os quise, os quiero y os querré.
Muchas gracias por todo.
Familia de Ana Isabel Arias