La mañana del 16 de julio fue especialmente emotiva para las personas con alzhéimer de los centros de día de AFAV. La asociación rindió homenaje a los afectados por la covid-19, agradeciendo a la vida encontrarse otra vez con todos los usuarios y usuarias, que asistieron al homenaje con mucha ilusión.
La presidenta de AFAV, Ana María Ruíz, presentó el acto en el Centro de Día Benicalap de Valencia, junto con algunos miembros de la Junta Directiva, el equipo humano de AFAV y todos los usuarios y usuarias. La musicoterapeuta de AFAV, Soledad Corachán, envolvió el acto con su violonchelo.
Ana María Ruíz deseó «que esta situación pase pronto, mientras intentamos pasarlo de la mejor manera posible». Y dio comienzo al acto plantando un árbol de laurel en el jardín del Centro de Día Benicalap, planta con simbolismo heróico y divino, con el objetivo de recordar la situación actual para valorar «lo que hemos conseguidos juntos y la felicidad que en cada momento podamos tener», explicó.
Bajo las raíces del laurel, la presidenta de AFAV introdujo una cápsula del tiempo con diversos objetos como una pulsera «Un posit por el alzhéimer», una noticia de un periódico día y un folio con las firmas de todas las personas del centro para que quede constancia del homenaje realizado.
Tras este simbólico acto, llegó el momento más emotivo, cuando tres usuarias leyeron el poema «Cuando la tormenta pase» de Mario Benedetti. El acto finalizó con varios temas clásicos, interpretados por Soledad Corachán con su violonchelo.
Paralelamente, los usuarios y usuarias del centro ELAIA de Moncada también plantaron un árbol, uniéndose así al homenaje a los afectados por la covid-19.
Cuando la tormenta pase
Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.
MARIO BENEDETTI